El Castillo de Aracena se alza majestuoso sobre la pequeña localidad serrana, ofreciendo al visitante una panorámica impresionante de tejados rojizos, vegetación frondosa y el Monasterio de la Gruta de las Maravillas a sus pies. Construido en época almohade en el siglo XII, este enclave militar ha sido testigo de batallas, reconquistas y transformaciones que lo convierten hoy en un destino imperdible para quienes buscan adentrarse en la historia y la naturaleza de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
El origen del castillo se remonta al dominio almohade, cuando la orden militar y religiosa de los Almohades levantó una fortaleza estratégica en lo alto de un cerro que dominaba rutas comerciales y caminos rurales. Tras la reconquista cristiana en el siglo XIII, el castillo fue reformado por reyes como Alfonso X “el Sabio”, adquiriendo estructura de alcazaba y torre del homenaje. Durante la Edad Media, su valor defensivo y político fue clave para el control de la región. Posteriormente, pasó a ser residencia de la nobleza local y hoy es Monumento Histórico-Artístico, abierto al público y gestionado por el Ayuntamiento de Aracena.
La visita al Castillo de Aracena permite admirar sus gruesos lienzos de muralla, almenas y matacanes que conservan la impronta almohade y las trazas cristianas. Destacan: